Inteligencia y Pensamiento
Cesar Dionicio Henriquez, MA.(adaptado para la docencia)
Cesar Dionicio Henriquez, MA.(adaptado para la docencia)
Vivimos en
el mundo, adaptándonos a él. La percepción nos da ya una información sobre el
mundo y nos permite una primera adaptación. El aprendizaje permite una
adaptación mucho más activa, puesto que desencadena respuestas a la realidad
que nos rodea. Pero las respuestas aprendidas tienen un carácter de cierta
rigidez: son respuestas estereotipadas a situaciones repetidas y «sabidas».
¿Qué pasa cuando el animal y el hombre se encuentran en situaciones nuevas y, sobre todo, ante dificultades y «problemas»? Entonces entra en funcionamiento la inteligencia, o capacidad de «resolver problemas», que poseen también los animales. Pero quizá sólo el hombre posee otra forma de relacionarse con el mundo: el pensamiento abstracto.
¿Qué pasa cuando el animal y el hombre se encuentran en situaciones nuevas y, sobre todo, ante dificultades y «problemas»? Entonces entra en funcionamiento la inteligencia, o capacidad de «resolver problemas», que poseen también los animales. Pero quizá sólo el hombre posee otra forma de relacionarse con el mundo: el pensamiento abstracto.
La
inteligencia es la solución de un problema nuevo para el sujeto, es la
coordinación de los medios para alcanzar un cierto objetivo que no es accesible
de manera inmediata; mientras que el pensamiento es la inteligencia
interiorizada, y se apoya no ya sobre la acción directa, sino sobre un
simbolismo, sobre la evocación simbólica por el lenguaje, por las imágenes
mentales, etc., que permiten representar lo que la inteligencia
sensorio-motriz, por el contrario, va a captar directamente.» (J. PIAGET,
Problemas de psicología genética. Barcelona, Ariel, 1978, pp. 18-19.)
Cuando se
intenta resolver un problema, normalmente se manejan datos presentes y
percibidos en el momento; incluso se los puede manipular físicamente (por
ejemplo, en los problemas a base de cerillas). Pero a veces el hombre se
distancia y «piensa». ¿Qué es lo que sucede entonces? Ya no se está en contacto
con la realidad, sino que entre las cosas y la mente se han interpuesto
«símbolos», es decir, representaciones mentales de la realidad. Estos símbolos
pueden ser imágenes, palabras o conceptos. La ventaja de esta «retirada a los
símbolos» es que se pueden «manejar» con libertad, y que permiten
generalizaciones de todo tipo.
Sin embargo,
en el ser humano es imposible hacer una drástica separación entre inteligencia
y pensamiento. Como veremos más adelante, la mente humana se desenvuelve hacia
la consecución de capacidades superiores integrando en ellas a las inferiores.
1. LA
RESOLUCIÓN DE PROBLEMAS
Entendida
como «capacidad para resolver problemas», la inteligencia se encuentra ya en
los animales. No hay dificultad ninguna en admitirlo: todo el mundo sabe que
algunos animales son «más inteligentes» que otros. Sin embargo, la inteligencia
humana utiliza procedimientos de carácter superior con los que los animales no
cuentan; por ejemplo, categorizaciones o procesos deductivos o inductivos.
• La
inteligencia animal es explicada por THORNDIKE según el principio de ensayos .
y errores: un animal encerrado en una jaula o en un laberinto es tanto más
inteligente cuantos menos errores comete (y menos ensayos necesita) para
encontrar la salida. En cambio, los teóricos de la Gestalt (Escuela de la
Forma) recurren a una supuesta capacidad de «intuición» o «comprensión súbita»
(alemán, Ensicht; inglés, insight) que permitiría al animal, sin ensayos
previos, la organización del campo perceptivo y el descubrimiento de la
solución.
Esta teoría
se basa en las famosas experiencias realizadas por KÓHLER en Tenerife durante
la primera guerra mundial. Un mono encerrado en una jaula era capaz de
acercarse un plátano tirando de una larga cuerda, utilizando un bastón, uniendo
cañas para construir un bastón o apilando varias cajas. El anima parecía
«comprender» la situación, se detenía un momento y, de pronto, encontraba la
solución.
Muchos han
criticado esta teoría de la insight, afirmando que el animal no «comprende» la
situación, sino que simplemente utiliza sus experiencias anteriores. Pero
exista o no este tipo de inteligencia animal, dista mucho de la inteligencia
humana, ya que parece estar atada al dato perceptivo actual: el animal tiene
que poder percibir juntos y al mismo tiempo el plátano y el bastón para poder
hallar la solución. La inteligencia animal es, pues, concreta y no abstracta.
¿Cómo
utiliza el hombre su inteligencia para resolver los problemas con que se encuentra?
Veamos un ejemplo clásico ideado por Maier (1931). El sujeto del experimento es
conducido a una habitación donde hay dos cuerdas colgando del techo, una silla,
unos alicates y otros objetos. El sujeto debe coger las dos cuerdas con las
manos, pero no llega; se sube a la silla, pero sin resultado. Maier pasa junto
a una cuerda y la mueve al rozarla con la cabeza; entonces el sujeto amarra los
alicates a una de las cuerdas, la hace balancearse y consigue alcanzarla cuando
ya tenía la otra en la mano. Inténtese analizar este caso y enumérense —antes
de pasar adelante— las condiciones que han concurrido en la solución de este
problema.
En general,
la solución de un problema está determinada por los siguientes factores:
• Percepción
de todos los datos del problema, relacionándolos unos con otros. A veces
algunos aspectos decisivos sólo son percibidos vagamente (en este caso, el
movimiento de la cuerda).
•
Utilización de la experiencia pasada. Uno puede haber aprendido a resolver
cierto tipo de problemas y utilizar con éxito este aprendizaje (transferencia
positiva), pero muchas veces —si el problema es de otro tipo— la experiencia
cegará al individuo y le llevará por un camino equivocado (transferencia
negativa).
• Estructura
del problema. La existencia de elementos superfluos —puestos como para
despista, pueden perturbar la solución.
•
Motivación. La solución de un problema no se emprende con energía si uno no se
encuentra suficientemente motivado («el hambre aguza el ingenio»).
• Período de
incubación. Con frecuencia se necesita un cierto tiempo de reposo para que los
datos del problema se organicen adecuadamente y como por sí ' solos («consultar
con la almohada»).
•
Estrategias. Varían según sea el tipo de problema y la personalidad del sujeto
(ensayos al azar, razonamiento lógico, método de eliminación sistemática de
posibilidades, asociaciones imaginativas, etc.); tienen carácter simplificador
y son de tipo espontáneo (no científico, ni reflexivo); actualmente se las
denomina heurísticos.
Educar la inteligencia
emocional de los estudiantes se ha convertido en una tarea necesaria en el ámbito
educativo y la mayoría de los docentes considera primordial el dominio de estas
habilidades para el desarrollo evolutivo y socio-emocional de sus alumnos. En
otro lugar, se ha defendido y desarrollado la importancia de desarrollar en el
alumnado las habilidades relacionadas con la inteligencia emocional en el ámbito
educativo, se ha realizado una revisión de las medidas actuales de evaluación
de la inteligencia emocional que son aplicables al aula y se ha llevado a cabo
una recopilación de los principales hallazgos científicos que vinculan una
adecuada inteligencia emocional con mejores niveles de ajuste psicológico .
Sin embargo,
a veces se piensa de forma errónea que las competencias afectivas y emocionales
no son imprescindibles en el profesorado (Extremera y Fernández- Berrocal,
2003a).
Mientras que
para enseñar matemática o geografía el profesor debe poseer conocimientos y
actitudes hacia la enseñanza de esas materias, las habilidades emocionales,
afectivas y sociales que el profesor debe incentivar en el alumnado también
deberían ser enseñadas por un equipo docente que domine dichas capacidades.
En este artículo analizaremos algunos datos que demuestran que la inteligencia emocional es un conjunto de habilidades que el docente debería aprender por dos razones: (1) porque las aulas son el modelo de aprendizaje socio-emocional adulto de mayor impacto para los alumnos y (2) porque la investigación está demostrando que unos adecuados niveles de inteligencia emocional ayudan a afrontar con mayor éxito las contratiempos cotidianos y el estrés laboral al que se enfrentan los profesores en el contexto educativo.
En este artículo analizaremos algunos datos que demuestran que la inteligencia emocional es un conjunto de habilidades que el docente debería aprender por dos razones: (1) porque las aulas son el modelo de aprendizaje socio-emocional adulto de mayor impacto para los alumnos y (2) porque la investigación está demostrando que unos adecuados niveles de inteligencia emocional ayudan a afrontar con mayor éxito las contratiempos cotidianos y el estrés laboral al que se enfrentan los profesores en el contexto educativo.
2. EL
DOCENTE COMO MODELO Y PROMOTOR DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL DEL ALUMNO
Una de las
razones por la que el docente debería poseer ciertas habilidades emocionales
tiene un marcado cariz altruista y una finalidad claramente educativa. Para que
el alumno aprenda y desarrolle las habilidades emocionales y afectivas
relacionadas con el uso inteligente de sus emociones necesita de un “educador emocional”.
El alumno pasa en las aulas gran parte de su infancia y adolescencia, periodos en los que se produce principalmente el desarrollo emocional del niño, de forma que el entorno escolar se configura como un espacio privilegiado de socialización emocional y el profesor/tutor se convierte en su referente más importante en cuanto actitudes, comportamientos, emociones y sentimientos. El docente, lo quiera o no, es un agente activo de desarrollo afectivo y debería hacer un uso consciente de estas habilidades en su trabajo.
El alumno pasa en las aulas gran parte de su infancia y adolescencia, periodos en los que se produce principalmente el desarrollo emocional del niño, de forma que el entorno escolar se configura como un espacio privilegiado de socialización emocional y el profesor/tutor se convierte en su referente más importante en cuanto actitudes, comportamientos, emociones y sentimientos. El docente, lo quiera o no, es un agente activo de desarrollo afectivo y debería hacer un uso consciente de estas habilidades en su trabajo.
Los
profesores son un modelo adulto a seguir por sus alumnos en tanto son la figura
que posee el conocimiento, pero también la forma ideal de ver, razonar y
reaccionar ante la vida.
En los
ciclos de enseñanza primaria, llegará a asumir para el alumno el rol de
padre/madre y será un modelo de inteligencia emocional insustituible. Junto con
la enseñanza de conocimientos teóricos y valores cívicos al profesor le
corresponde otra faceta igual de importante: moldear y ajustar en clase el
perfil afectivo y emocional de sus alumnos.
De forma
casi invisible, la práctica docente de cualquier profesor implica actividades
como: la estimulación afectiva y la expresión regulada de los sentimientos
positivos y, más difícil aún, de las emociones negativas; la creación de
ambientes (tareas escolares, dinámicas de trabajo en grupo, que desarrollen las
capacidades socio-emocionales y la solución de conflictos interpersonales; la
exposición a experiencias que puedan resolverse mediante estrategias
emocionales; o la enseñanza de habilidades empáticas mostrando a los alumnos
cómo prestar atención y saber escuchar y comprender los puntos de vista de los
demás.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar